El proceso de mapeo y postproducción de Liux implicó una fusión perfecta entre tecnología y arte. El equipo comenzó escaneando meticulosamente el entorno en 3D, lo que permitió un mapeo de proyección preciso sobre superficies arquitectónicas. Se crearon animaciones personalizadas que se alinearon perfectamente con el espacio físico, garantizando una experiencia visual cautivadora. En la postproducción, se aplicaron ajustes de color, iluminación y efectos de movimiento para mejorar la calidad inmersiva de las proyecciones, resultando en una exhibición impresionante donde la realidad y la creatividad digital se fusionaron de manera impecable.